lunes, marzo 31, 2008

Gimnasia mental: otra manera de mantenerse en forma



5 minutos diarios de gimnasia mental permiten mantener al cerebro en óptimas condiciones de funcionamiento


Por: Ana Rosa Sánchez

Por fin una moda que convence tanto a expertos en nuevas tendencias como a científicos e intelectuales: la gimnasia mental. En la actualidad, disponemos de nuevos fármacos que prolongan la vida, pero no los hay para la mente, aunque con sencillos ejercicios se pueden frenar o prevenir procesos de deterioro.

En el Antiguo Egipto, las ciencias matemáticas se utilizaban como forma de prolongar la vida y existía la creencia de que los juegos de ingenio, como el senet (un juego de mesa parecido a las damas), protegían contra las enfermedades.

El cerebro, como la mayoría de los órganos de nuestro cuerpo, funciona en óptimas condiciones si se ejercita correctamente. Sin embargo, si se utiliza sólo en labores rutinarias y poco estimulantes comienza a oxidarse, lo que se traduce en pérdida de memoria y agilidad, dificultad para expresar ideas o comunicarse, menor creatividad, etc. Además, el estrés y los malos hábitos tampoco ayudan a mantener en condiciones nuestro disco duro.

Diversos estudios científicos establecen una relación entre una adecuada gimnasia mental y la prevención de enfermedades como ictus, Alzheimer, apoplejías, demencia senil o Parkinson.

Investigaciones recientes, publicadas en la revista Science, dan al traste con la creencia generalizada de que el cerebro humano es incapaz de crear nuevas células y que, a medida que envejecemos, las perdemos sin remedio y sin posibilidad de reemplazarlas. Científicos suecos, neozelandeses y estadounidenses han demostrado que el cerebro sí está capacitado para generar neuronas. Es más, se han detectado neurogénesis en un área cerebral relacionada con la memoria y el aprendizaje.

viernes, marzo 21, 2008

Envejecimiento y Demencia



Por: CEINPS

El envejecimiento es un fenómeno de aumento progresivo y alarmante en el ámbito mundial derivado de las transformaciones económicas y sociales. La menor tasa de nacimientos, sobre todo en países desarrollados; junto a los avances médicos permiten que cada vez haya mayor cantidad de gente anciana en nuestros países. Esto trae consigo una mayor prevalencia e incidencia de enfermedades. Según datos de las naciones unidas en el año 2000 el porcentaje de adultos mayores de 65 años alcanzaba el 6,9%, mientras que las estimaciones para el 2050 indican que la población de estas edades alcanzará el 16,2% (World Population Prospect, 2006). Nuestro país no escapa a esta realidad, la población del adulto mayor constituye en el año 2005 el 7.68 % de la población lo que equivale a 2 millones 146 mil personas. Actualmente existen aproximadamente 22 adultos mayores por cada 100 menores de 15 años de edad (INEI, 2005), según proyecciones en el año 2025 habrían 52 personas de 60 años por cada 100 menores de 15 años, cifra que seguiría duplicándose.

En Arequipa, según datos de los censos nacionales y vivienda del 2005 realizados por el instituto nacional de estadística e investigación (INEI), el adulto mayor alcanza el 8.2% de la población total. Además del incremento de la esperanza de vida; los nacidos entre los años 85-90 tienen una esperanza de vida de 64 años, mientras que los peruanos nacidos en el año 2002, tendrán una esperanza de vida de 70 años. (INEI, 2005)

Este panorama producto del descenso de la mortalidad y de la fecundidad a través del tiempo y en todas las regiones del mundo pone en evidencia un grave problema sociosanitario, el progresivo incremento de enfermedades ligadas a la edad, incluyendo dentro de estas a las enfermedades Neurodegenerativas.

Ahora bien los indicadores poblaciones mundiales no solo muestran un incremento de enfermedades Neurodegenerativas con el aumento de la edad, muestran también un aumento de los casos de deterioro cognitivo en aquellas poblaciones en donde los niveles educativos son muy bajos o existe un alto índice de analfabetismo (Villalta, j., López-Pousa y Llinas-Regla, 2000; Roselli y Otros, 2000; Vega y Bermejo, 2002; Eurodem, 1999). En nuestro medio los datos respecto a la incidencia y prevalencia de enfermedades Neurodegenerativas también muestran una mayor proporción de enfermedades demenciales en poblaciones de bajo nivel cultural (Varela y Otros, 2004).

domingo, marzo 09, 2008

Articulo: La Neuropsicología y los fenómenos psíquicos (2007)

La Neuropsicología y los Fenómenos Psíquicos. (2007)
La Neuropsicología y los fenómenos psíquicos. (2007)
Autor: Néstor Pérez Lache.
Doctor en C. Médicas.
Doctor en Ciencias.
Especialista II grado en Neurología.
Profesor Titular.
Profesor Consultante.

La Neuropsicología es una ciencia limítrofe entre la Neurología y la Psicología. Tiene como objetivo fundamental el estudio de los fenómenos psíquicos en su relación con el sistema nervioso en especial con el funcionamiento del cerebro. La Neuropsicología investiga la organización cerebral del fenómeno psíquico en su origen y desarrollo. Estudia así mismo la repercusión que sobre los diferentes fenómenos psíquicos tienen las patologías que afectan al encéfalo. Para ello desarrolla métodos de estudio propios que tienen en cuenta las características esenciales de la estructura y funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso como un todo, así como, y no menos importante, las cualidades esenciales que poseen los fenómenos psíquicos, que los diferencian del resto de los fenómenos materiales.
La Neuropsicología por su esencia, está en el centro de un problema que es el de la relación que existe entre el cerebro y la psique. La forma en que se entienda esta relación, puede ser muy variable, incluso opuesta o en franca contradicción. En realidad la Neuropsicología como ciencia tiene dos corrientes fundamentales, la que se asienta en una pauta o concepción materialista del mundo y la que por el contrario se basa en una concepción idealista de éste.
La afirmación de la existencia de una Neuropsicología idealista y de otra materialista es negada por muchos neuropsicólogos, alegando que la Neuropsicología es una ciencia particular o específica y no una ciencia filosófica. Resulta evidente sin embargo, que lo específico que en verdad tiene la Neuropsicología, no es un argumento válido que pueda ser utilizado para refutar el carácter, idealista o materialista que obligadamente tiene. El carácter materialista o idealista de la Neuropsicología le viene dado por tener como objetivo central de su campo de estudio, el problema cardinal de la Filosofía (a) (1), expresado en la relación que se establece entre la materia y el espíritu, cuya formulación más específica por parte de esta ciencia neuropsicológica, correspondería al de la relación existente entre el cerebro y el fenómeno psíquico, lo que no significa apartarse ni un ápice del contenido filosófico de esta relación.
Corrientes del pensamiento científico acerca de la relación del fenómeno psíquico con el cerebro.

A partir del inicio del siglo XIX se produce un gradual y sostenido desarrollo de las ciencias naturales que aportan un nuevo conocimiento acerca de la estructura y funcionamiento del sistema nervioso, en especial del encéfalo. El descubrimiento del microscopio, el desarrollo de la histología y la anatomía del sistema nervioso, la experimentación fisiológica y anatómica del cerebro en animales y los adelantos de las correlaciones clínico patológicas neurológicas y neuroquirúrgicas, tuvieron una colosal trascendencia en el surgimiento y desarrollo del pensamiento científico acerca de las relaciones entre los fenómenos psíquicos o funciones mentales y el órgano material que servía de receptáculo a las mismas. Este pensamiento se manifestó a través de dos corrientes diferentes de pensamiento denominadas: corriente psicomorfológica y corriente refleja respectivamente.
Corriente psicomorfológica. (b)

El intento de explicar en el plano ontológico exclusivamente la relación del fenómeno psíquico y el cerebro, caracterizó a la denominada corriente psicomorfológica de pensamiento, que tuvo su inicio en la primera mitad del siglo XIX y alcanzó su auge en la segunda mitad del propio siglo, debido en lo fundamental al desarrollo experimentado por las ciencias particulares, como la anatomía, la patología y la fisiología del sistema nervioso y por la influencia de las concepciones imperantes en la psicología de la época acerca de las funciones psíquicas.
La corriente psicomorfológica intentaba establecer la relación de dependencia del fenómeno psíquico con respecto al cerebro, desarrollándose en el seno de esta corriente dos variantes contrapuestas, antagónicas: la localizacionista y la antilocalizacionista.
Variante localizacionista

La variante localizacionista de la corriente psicomorfológica, parte del carácter heterogéneo del sistema nervioso, en especial del cerebro y de la corteza cerebral demostrado en los trabajos de investigaciones anatómicas y fisiológicas, entre los cuales se destacan: el descubrimiento de la estructura celular fina de la corteza cerebral realizado por Meynert en 1867, los experimentos de estimulación de la corteza cerebral del perro realizados por Fritsh y Hitzig en 1870, el descubrimiento de las células piramidales gigantes realizado por Betz en 1874, los trabajos de Munk en el mismo año de 1874, consistentes en la ablación de los lóbulos occipitales del perro y las investigaciones histológicas de Ramón y Cajal, de Del Río Hortega y de Nissl acerca de la estructura celular y organización del cerebro (2).
Fueron también de gran significación para el localizacionismo psicomorfológico, los estudios realizados a principios del siglo XX por Campbell (3) en 1905, Brodmann en 1909 y Vogt en 1919 sobre la citoarquitectonia cortical cerebral.

Estos trabajos sirvieron de soporte al surgimiento y desarrollo de la tesis, según la cual, la corteza cerebral, estaba compuesta de un número creciente - a medida que se iban descubriendo - de centros especiales, responsables cada uno de ellos de la génesis de un determinado fenómeno psíquico. Contribuyó también al origen y desarrollo de la variante localizacionista psicomorfológica las investigaciones clínico-patológicas acerca de la localización de lesiones cerebrales como causa de alteraciones específicas de las funciones psíquicas. Así, en 1861 un notable antropólogo P. Broca (c) describió por primera vez como causa de alteración del lenguaje hablado, la lesión del tercio posterior de la tercera circunvolución frontal izquierda, considerándose dicha región a partir de entonces, como el “centro de las imágenes motrices de las palabras”, este trabajo abrió el camino para el afianzamiento del localizacionismo psicomorfológico al que contribuyó notablemente años más tarde, Wernicke.(d) (4, 5) Este último en 1874 describió, en forma semejante a Broca, un “centro para las imágenes sensoriales de las palabras” localizado en el tercio posterior de la primera circunvolución temporal izquierda, cuya lesión ocasionaba un trastorno en la comprensión del lenguaje hablado. (5) Así de igual manera fueron descritos diferentes centros en la corteza cerebral a los que se responsabilizaba con una función determinada, describiéndose por Bastian en 1869 el “centro para la memoria visual”, el “centro de los conceptos” por Broadbent en 1872 y el “centro de la escritura” por Exner en 1881, para citar algunos ejemplos. (2)
En todos estos autores primaba la idea de enfocar analíticamente la actividad psíquica, influenciados por la concepción imperante en la psicología, manifestada en ese momento, en la doctrina de las capacidades o propiedades psíquicas, iniciada por Gall (e) a finales del siglo XVIII quien atomizó la actividad psíquica en un elevado número de facultades especiales, las que representó gráficamente en sus conocidos mapas frenológicos. (6)
Variante antilocalizacionista

La variante localizacionista de la corriente psicomorfológica se manifestó en Kussmaul con un matiz diferente, a la vez que aceptaba la existencia de centros especiales y específicos para diferentes actividades psíquicas, subordinaba las funciones de dichos centros a la función de otro jerárquicamente superior, que denominó simbólico o ideógeno, con el propósito de explicar la unidad funcional del cerebro en un intento de acercar el localizacionismo a la variante contrapuesta antilocalizacionista, que por aquel tiempo se desarrollaba paralelamente en el pensamiento científico. (2)
El antilocalizacionismo tiene de común con la variante localizacionista el de reconocer al cerebro como el órgano de la actividad psíquica, concibiéndolo en cambio, como un órgano único, funcionalmente homogéneo sin tener en cuenta para nada las particularidades estructurales y funcionales inherentes a su constitución.
El antilocalizacionismo se origina y afianza, a través de los trabajos de Flourens, de Goltz y de Lashley. En 1842 Flourens en las investigaciones con palomas utilizando experimentos de ablación de diversas áreas cerebrales, apreció el carácter de intercambiabilidad funcional de estas regiones, en virtud del cual las zonas indemnes asumían las funciones de las lesionadas. (7)
Los trabajos de Goltz en 1876-1881 produjeron resultados similares a los de Flourens. En esta oportunidad los experimentos de Goltz, consistentes en ablaciones de diferentes áreas de los hemisferios cerebrales del perro contribuyeron de manera importante al desarrollo del antilocalizacionismo. (8) Más tarde Lashley en 1937, en sus investigaciones sobre las ratas encontró equipotencialidad funcional de diferentes regiones cerebrales, destacando el carácter unitario anátomo-funcional del cerebro en estos mamíferos. (9)
La variante antilocalizacionista del psicomorfologismo tuvo su expresión más acabada en la concepción de Jackson.(f) (10) Portador de las ideas más avanzadas del antilocalizacionismo, este autor elaboró una teoría general de la organización funcional del sistema nervioso, basada en niveles funcionales de integración de la actividad nerviosa, estructurados en una dependencia jerárquica de los niveles inferiores de la médula espinal y el tallo cerebral respecto a los niveles superiores localizados en las estructuras subcorticales y en la corteza cerebral, atribuyéndole a la corteza frontal el nivel jerárquico más elevado. (10)
Esta teoría en niveles funcionales impugnó seriamente las ideas localizacionistas acerca de la existencia de centros nerviosos específicos, sin embargo fue mal interpretada por los seguidores de la misma, convirtiéndose en asidero de la concepción idealista basada en considerar al pensamiento como un proceso primario, sin relación alguna con los procesos psicológicos más elementales, como las sensaciones y percepciones e incluso con independencia de procesos más complejos como el lenguaje, y que devino en la base teórica de la denominada escuela noética surgida en el primer tercio del siglo XX la que agrupó a eminentes neurólogos y psicólogos como Pierre Marie, V.Woerkom y Grümbaum. (2)
La corriente psicomorfológica no obstante sus limitaciones, aportó hechos valederos al conocimiento científico, al reconocer al cerebro como órgano de la actividad psíquica. No pudo sin embargo, descubrir las relaciones esenciales de dependencia (leyes internas) de la actividad psíquica respecto al cerebro, debido al intento -condenado de antemano al fracaso- de relacionar directamente el carácter ideal del fenómeno psíquico con la estructura material del cerebro, tentativa viciada por la ausencia de un enfoque materialista dialéctico, sin el cual no pueden ser abordadas con éxito estas complejas relaciones.
La corriente psicomorfológica buscó sólo en el cerebro, el origen del fenómeno psíquico, haciendo negación de su condicionamiento por la realidad objetiva, este paso en falso la hizo caer fatalmente desde una concepción inicialmente materialista, aunque mecanicista, hacia una concepción idealista subjetiva anticientífica.
Concepción refleja de la actividad psíquica.

El problema referente a la relación del cerebro con la actividad psíquica y de esta última con la realidad objetiva, encontró un nuevo enfoque en la concepción refleja de la actividad psíquica formulada por primera vez por Séchenov en la segunda mitad del siglo XIX y desarrollada más tarde por Pavlov en la teoría de la actividad nerviosa superior (ANS).
Los rasgos específicos y fundamentales de la teoría de los reflejos del cerebro fueron formulados por Sechénov, (g) al hacer extensivo el reflejo, como principio fundamental de trabajo, a los centros del cerebro, superando el dualismo cartesiano imperante en la fisiología de la época, que aceptaba el reconocimiento de la actividad refleja exclusivamente para los centros nerviosos medulares, no así para los centros nerviosos cerebrales responsables de los procesos psíquicos conscientes. Sin embargo Sechénov fue aún más lejos, cuando hizo extensivo el carácter reflejo no sólo a los centros cerebrales sino también a la propia actividad psíquica la que no puede existir independientemente de la actividad nerviosa superior del cerebro. (11)
Al considerar la naturaleza refleja de la actividad psíquica, no sólo se superaba la desvinculación de lo psíquico respecto al substrato material anátomo-funcional del cerebro, sino también la desunión existente con el objeto, es decir con la realidad objetiva. Para Sechénov la actividad psíquica tiene dos significados, la de reflejar la realidad y la de regular la acción.
En la teoría de los reflejos de Séchenov se reconoce como forma de existencia de lo psíquico la de ser un proceso de análisis, síntesis, abstracción y generalización de las propiedades del objeto durante la interacción que el sujeto establece con éste.
En resumen, Sechénov creó el esquema general de la concepción refleja de la actividad del cerebro y descubrió su valor para la psicología, desconociendo aún las leyes fisiológicas generales que regulan la actividad de la corteza cerebral en su conjunto, leyes que fueron descubiertas más tarde por Pavlov (h) proporcionando a la teoría de los reflejos un nuevo contenido.
Pavlov elaboró por primera vez la fisiología de la sección superior del cerebro; su concepción de la corteza cerebral como el conjunto de los terminales corticales de los analizadores de las diferentes modalidades sensoriales, permitió la aplicación del principio del reflejo a toda la actividad del cerebro.
Pavlov centró su atención en el análisis fisiológico de la actividad refleja condicionada cerebral, pero en su noción de reflejo condicionado incluía junto al aspecto fisiológico, el psicológico que a la vez tiene; en su concepción del carácter reflejo de la actividad nerviosa superior recalcó el determinismo exterior de ésta, sin establecer nunca una dependencia mecánica de la acción, de la conducta, respecto al excitante; la idea de que el efecto de los influjos externos se hace mediato, refractándose a través de las condiciones internas de la actividad cerebral, se encuentra en la base de la teoría de los reflejos de Pavlov. Es precisamente el estudio de cómo actúan esas condiciones internas lo que permitió el descubrimiento de las leyes de la neurodinámica cortical, leyes internas, fisiológicas, de la actividad nerviosa de los hemisferios cerebrales. Este descubrimiento realizado por Pavlov determinó un salto de calidad en el conocimiento científico, que se materializó en la doctrina de la actividad nerviosa superior (ANS), (i) teoría científica limítrofe entre la fisiología y la psicología. (12)
Esta doctrina por su método de estudio, es fisiológica, por sus objetivos es también psicológica, por cuanto intenta explicar los fenómenos psicológicos, cuyas leyes más generales son precisamente las leyes de la neurodinámica cortical cerebral descubiertas por Pavlov.
El que la actividad o fenómeno psíquico sea al mismo tiempo un fenómeno fisiológico (ANS) y psicológico no constituye una contradicción lógico-formal. Engels definió que la unidad del mundo consiste en su materialidad, todo lo que existe es material o deriva de la materia, por lo que no debe contraponerse lo fisiológico y lo psicológico como dos clases de elementos sin relación alguna, como entes totalmente distintos e irreductibles como postulaba el dualismo cartesiano. (13)
Lenin afirmó, basado en la presencia universal de las interacciones dialécticas a las que todo fenómeno se encuentra sometido, que cada cosa es: “ella misma y algo distinto, en cuanto se incluye en conexiones diversas”. La ANS por ser actividad refleja cerebral es un fenómeno fisiológico material, pero en su condición de ser el reflejo de la realidad circundante, de ser el reflejo del objeto, se presenta en su carácter ideal como proceso o actividad psíquica; solamente en el plano cognoscitivo, decía Lenin, puede contraponerse lo psíquico y lo material. (14)
Pavlov al desarrollar la doctrina de la actividad nerviosa superior y aplicarla al hombre introdujo el concepto del segundo sistema de señales, representado por el lenguaje y superpuesto al primer sistema de señales, presente este último en el hombre y en los animales.
En la teoría de los reflejos de Sechénov y Pavlov y en la doctrina de ANS de este último, quedó superada dialécticamente la concepción psicomorfológica, aclarándose la correlación existente entre lo fisiológico y lo psicológico. Esta correlación, posteriormente ha sido objeto de enfoques erróneos por parte de la psicología idealista, que bajo múltiples “disfraces” niega la determinación objetiva de lo psíquico y la posibilidad de su estudio desde una perspectiva “científica”. Muy difundida está la tesis –uno de los más sutiles tapujos utilizados- que plantea el paralelismo psicofisiológico en el que lo psíquico y lo fisiológico aparecen como dos aspectos coordinados de un proceso, sin que se establezcan las necesarias relaciones de determinación entre los elementos que forman este proceso. Otra tesis, especialmente peligrosa por su aparente carácter científico, es la que plantea que las leyes de la neurodinámica cerebral se refieren sólo -insisten sus promotores- a la base material de los fenómenos psíquicos, mientras que las leyes psicológicas conciernen a los fenómenos psíquicos que se superponen a dicha base material. Ambas tesis propugnan una ruptura, entre lo psíquico y lo fisiológico, negando la unidad material del mundo. Lo cierto, lo auténticamente científico, es que las leyes de la neurodinámica cerebral, leyes fisiológicas del funcionamiento cortical cerebral, son también las leyes más generales de la actividad psíquica. (15)
Un resumen del contenido y los principios de la teoría del reflejo de Sechénov parece necesario realizar por su importancia en la comprensión de la teoría acerca de la actividad nerviosa superior (ANS):
Los fenómenos psíquicos surgen en el proceso de interacción entre el sujeto (individuo) y el objeto (la realidad objetiva, el mundo); la psicología idealista sustituye con frecuencia la relación sujeto-objeto (relación gnoseológica fundamental) por la de objeto-imagen del objeto ignorando al sujeto y contraponiendo lo psíquico a lo material, al negar la existencia de lo psíquico como ANS, es decir como actividad nerviosa refleja cerebral del sujeto.
La actividad psíquica que da origen al fenómeno psíquico es actividad refleja nerviosa superior, por lo que la teoría de los reflejos y las leyes neurodinámicas - de naturaleza fisiológica, material - tienen plena vigencia en el estudio de la actividad psíquica y en los fenómenos o formaciones psíquicas resultantes.
Debido al carácter reflejo de la actividad psíquica, el fenómeno psíquico a que ella da lugar constituye un reflejo del objeto, un reflejo de la realidad que actúa sobre el sujeto.
La actividad refleja del cerebro está determinada por la realidad objetiva, por las condiciones externas, que actúan como estímulos que se refractan a través de las condiciones internas fisiológicas y psicológicas del sujeto.
La comprensión de la naturaleza refleja de toda actividad nerviosa, incluida la superior, no sólo determinó en el plano fisiológico liquidar la oposición entre las formas de trabajo de los sectores inferiores del sistema nervioso y la corteza cerebral, sino también estableció la superación de los viejos conceptos de función y de localización de dicha función con los que operaba la corriente psicomorfológica. La función comienza a interpretarse como un conjunto de complejas conexiones en el sistema nervioso, que incluye un eslabón cortical central que deviene en elemento esencial y necesario de la ANS, donde aparece constituida la corteza cerebral como la agrupación de las porciones centrales de los aparatos nerviosos, que Pavlov denominó analizadores, en virtud de las funciones de análisis y síntesis de las propiedades físicas de los objetos que actúan como estímulos diferentes sobre el sujeto -el individuo cognoscente- en su interacción con la realidad.
La actividad psíquica tomada en su condición de actividad refleja, permite explicar el papel determinante en la regulación de la conducta del hombre -el sujeto- en su adaptación y transformación de la realidad objetiva. La corteza cerebral deja de ser concebida como agrupación de “centros” capaces por ellos mismos, a partir de su estructura celular, de originar una función psíquica específica, para ser entendida como el lugar donde ocurren las más complejas actividades reflejas de análisis y síntesis de los diferentes analizadores sensoriales.
El análisis y la síntesis de las propiedades del objeto no sólo ocurren para cada modalidad sensorial en el marco de un analizador: visual, auditivo, sensitivo, vestibular o motor, sino también como actividad analítico-sintética del conjunto de analizadores, lo que hace posible la reflexión, no sólo de las propiedades o cualidades aisladas del objeto que actúan como estímulos –plano fisiológico- sino la reflexión íntegra del objeto como tal –plano psicológico- en imágenes de la sensopercepción y del pensamiento, este último esencial y privativo del hombre.
El concepto de localización de las funciones psíquicas se transformó y enriqueció, acorde con la concepción refleja de la ANS, a la que le es inmanente la propiedad de ser aprendida, temporal y cambiante como consecuencia de las modificaciones ocurridas en los objetos con los que el sujeto interactúa y que Pavlov definió como actividad nerviosa refleja condicionada, para diferenciarla de la actividad nerviosa refleja incondicionada, innata, no aprendida, propia de los sectores subcorticales del sistema nervioso.
Ambas variantes de la corriente psicomorfológica: el localizacionismo y el antilocalizacionismo, fueron superadas por la concepción de la localización dinámica de las funciones psíquicas en la corteza cerebral.
A la noción mecanicista de entender el funcionamiento cortical cerebral, como el resultado del trabajo particular de cada “centro” y que confiere así un carácter absoluto a la diferenciación estructural y funcional de la corteza, aislándola además de los niveles inferiores del sistema nervioso, se opuso el pensamiento también mecanicista del antilocalizacionismo, que en el intento por concebir al sistema nervioso en su integridad funcional, declaraba el carácter equipotencial de la función cortical cerebral, haciendo abstracción de las marcadas diferencias estructurales del manto cortical y de sus conexiones, vinculadas a diferentes funciones psíquicas, hecho demostrado por la práctica neurológica y neuroquirúrgica de la época y por la realidad de un hemisferio cerebral dominante.
La localización dinámica de las funciones psíquicas es la concepción materialita-dialéctica del funcionamiento pluripotencial de centros de actividad nerviosa refleja determinada objetivamente por la realidad material. La localización dinámica de la función se explica por ser un sistema funcional que en el caso de las funciones nerviosas superiores del hombre están determinadas y tienen un contenido social, además se encuentran mediatizadas, organizadas y controladas por el sistema del lenguaje. (16)
El carácter aprendido de las funciones nerviosas superiores –funciones psíquicas- introduce cambios sustanciales en los sistemas funcionales nerviosos, manifestados en la forma cambiante de la localización durante la ontogénesis del hombre y que expresa la importancia funcional que determinada región cortical cerebral posee en un determinado momento del desarrollo y maduración del sistema nervioso para una función mental específica.
La localización de los procesos mentales en el cortex cerebral del hombre, señalaba Vygotsky muy justamente, no permanece constante, sino que cambia sustancialmente durante el desarrollo del niño hacia la adultez, estableciéndose relaciones funcionales jerárquicas entre la corteza primaria, secundaria y terciaria de sentido opuesto en el adulto respecto al niño lo que fundamenta la concepción del carácter dinámico o por etapas de la localización de las funciones psíquicas. (17)
El desarrollo del pensamiento científico sobre la relación entre las funciones psíquicas y el cerebro tuvo en la concepción refleja de la actividad psíquica enunciada por primera vez por Sechenov y fundamentada brillantemente por Pavlov en su teoría de la actividad nerviosa superior y en los trabajos de Vygotsky (j) exponente de lo más avanzado del pensamiento de la psicología materialista soviética, un salto de calidad; atrás habían quedado las nociones ingenuamente materialistas mecanicistas y metafísicas en la explicación del origen de lo psíquico y del funcionamiento del cerebro. El nuevo nivel alcanzado en el desarrollo del pensamiento científico por las neurociencias en la primera mitad del pasado siglo, encuentra en Luria a uno de sus más encumbrados continuadores.
Alexander Luria (k) fue el fundador de la neuropsicología soviética impregnada toda ella de un enfoque materialista dialéctico y autor de una imponente obra que desgraciadamente no ha tenido en nuestro país toda la divulgación y aplicación que merece por su calidad y objetividad. Los aportes de Luria al desarrollo científico de la clínica de las alteraciones de las funciones corticales superiores -funciones psíquicas- como consecuencia de lesiones cerebrales, son extraordinarios, entre éstos se destaca la concepción de las tres unidades funcionales del sistema nervioso y el papel que desempeñan en la actividad psíquica del hombre. (18)
Bibliografía.
1-Engels F. Ludwig Feurbach y el fin de la filosofía clásica alemana. En C. Marx F. Engels. Obras escogidas en tres tomos. T III. Edit Progreso Moscú, 1976: 355.
2-Luria AR. Las Funciones Corticales Superiores del Hombre. Ciudad de La Habana: Edit. 1ra ed. Pueblo y Educación, 1982: 3-24.
3-Campbell AW. Histológical studies on the localization of cerebral functions. Cambridge, 1905.
4-Broca P. Remarques sur le siège de la faculté du langage articulé. Bull. Soc. Anthrop, 6, 1861. Citado por: Luria AR. Las Funciones Corticales Superiores del Hombre. Ciudad de La Habana: Edit Científico-Técnica, 1982: 3-24.
5-Wernicke C. Der aphasische Symptomenkomplex. Breslau, 1874. Citado por: Luria AR. Las Funciones Corticales Superiores del Hombre. Ciudad de La Habana: Ed. Científico-Técnica, 1982: 3-24.

6-Gall FG. Sur les fonctions du cerveau. París, 1822: 1-6. Citado por: Alexander FG, Selesnick ST. Historia de la Psiquiatría: Ed. Espaxs, Barcelona, 1970: 112.
7-Flourens P. Examen de Phrenologie. París. 1842. Citado por: Alexander FG, Selesnick ST. Historia de la Psiquiatría: Ed. Espaxs, Barcelona, 1970: 196.
8-Goltz F. Uber die Verrichtungen des Grosshirns. Pflugers Archiv 1876-1881; 13, 14, 20, 26.
9-Lashley KS. Functional determinations of cerebral localization. Archives of Neurol and Psychiat. 1937; 38.
10-Jackson JH. Selected writings. London: Ed. London, Holder and Stoughton, 1932.
11-Sechenov IM. Los Reflejos del Cerebro. La Habana, Cuba: Academia de Ciencias, 1965.
12-Pavlov I. El Reflejo Condicionado y La Fisiología de la Actividad Nerviosa Superior. Obras Escogidas. Argentina: Ed. Quetzal, 1960: 235-74.
13-Engels F. Esquemática del Mundo. AntiDuhring. Ciudad de La Habana: Ed. Pueblo y Educación, 1979: 58.
14-Lenin VI. Materialismo y Empiriocriticismo. Obras Completas: Ed. Progreso, T. 18, Cáp. 2, 1983: 99-151.
15-Rubinstein SL. La Actividad Psíquica y el Cerebro. El Ser y la Conciencia. Ciudad de La Habana: Ed. Pueblo y Educación, 1979: 297-306.
16-Luria AR. El papel del lenguaje en el desarrollo de la conducta. Ciudad de La Habana: Pueblo y Educación, 1982.
17-Vygotsky LS. Historia del Desarrollo de las Funciones Psíquicas Superiores. Ciudad de La Habana: Ed. Científico Técnica, 1987.
18-Luria AR. El cerebro en acción. Barcelona: Ed. Fontanella, 1979.

AnexoS:


a) El problema cardinal de la Filosofía fue definido por F. Engels, como el referente a la relación que existe entre la materia y el espíritu. El problema cardinal de toda Filosofía, precisaba Engels, comprende dos aspectos, el ontológico consistente en responder cuál de los dos términos de la relación es lo primario o determinante, sí la materia o el ser o si por el contrario lo es el espíritu, la idea o la conciencia, de cuya respuesta se define respectivamente la pauta o partido filosófico: el materialismo o el idealismo, y un segundo aspecto, indisolublemente ligado al primero, de carácter gnoseológico que debe responder a la interrogante de sí el mundo, la materia, el ser es cognoscible o no.
b) La corriente psicomorfológica surgió en el siglo XIX para dar una respuesta a la relación existente entre el cerebro y las funciones mentales. Se manifestó en dos variantes contrapuestas: la variante localizacionista que absolutizaba el carácter diferenciado estructural del cerebro y en especial de la corteza cerebral, admitiendo la existencia de centros cerebrales específicos para las diferentes funciones mentales y la variante antilocalizacionista que negaba la existencia de tales centros funcionales admitiendo la equipotencialidad funcional de todas las regiones corticales que como un todo daría origen a las diferentes funciones mentales.Esta corriente adoleció de no considerar el carácter reflejo del funcionamiento cerebral y de negar igualmente la naturaleza refleja de las funciones mentales que se encuentran determinadas por la realidad objetiva. Su aparente carácter materialista se convierte así en idealismo subjetivo, al negar la realidad objetiva y aceptar sólo la existencia del cerebro y las funciones del sujeto aislado.
c) Paúl Broca (1824-1880): Antropólogo francés que en 1861 en la Sociedad Antropológica de París afirmó, basado en el estudio clínico-patológico de un paciente, el que una lesión en el tercio posterior de la circunvolución frontal inferior del hemisferio izquierdo, producía un trastorno en el lenguaje articulado, por encontrarse en dicha región el “centro de la imágenes motrices de la palabra”. Se considera el iniciador e impulsor de la variante localizacionista de la corriente psicomorfológica que alcanzó su auge en la segunda mitad del siglo XIX.
d) Karl Wernicke (1848-1905): Neurólogo y Psiquiatra alemán siguiendo la misma línea de pensamiento de Broca, planteó en el año 1874, que la lesión del tercio posterior de la circunvolución temporal superior del hemisferio izquierdo, producía un trastorno en la comprensión del lenguaje hablado, por afectarse el “centro de la imágenes sensoriales de las palabras”. El reconocimiento de que lesiones de diferente localización en la corteza cerebral del hemisferio izquierdo, producían trastornos clínicamente opuestos del lenguaje, ejerció una notable influencia en la Neurología de tendencia localizacionista, psicomorfológica.
e) Franz Joseph Gall (1758-1843): Médico alemán y anatomista dedicó su vida al estudio del sistema nervioso. Precursor de la corriente psicomorfológica en su variante localizacionista, consideró que las funciones cerebrales incluidas los rasgos del carácter, podían relacionarse con ciertas zonas cerebrales y con las prominencias del cráneo lo que plasmó en sus mapas frenológicos que ejercieron considerable influencia en el desarrollo del psicomorfologismo a partir de la segunda mitad del siglo XX.
f) John Hughlings Jackson (1835-1911): Notable neurólogo inglés se opuso a las concepciones localizacionista de Broca y expuso su concepción funcional del sistema nervioso central que negaba la existencia de centros cerebrales específicos sustituyéndole por el de niveles funcionales verticales, de manera que en el nivel inferior correspondiente a la médula espinal y tallo cerebral se “representaban” las funciones motoras y sensoriales más elementales, encontrándose subordinado éste, a otro nivel más rostral subcortical donde dichas funciones volvían a representarse y todo ello de nuevo representado otra vez en el nivel funcional más superior que estaba constituido por los lóbulos frontales del cerebro. La concepción de Jackson se oponía al localizacionismo estrecho, por el de la función de todo el órgano para cada función nerviosa y mental, está concepción se adelantó a su época y aunque fue la más avanzada expresión del antilocalizacionismo estuvo opacada en toda la segunda mitad del siglo XIX por el localizacionismo cerebral de Broca, Wernicke y otros. Más tarde en la primera mitad del siglo XX las ideas de Jackson fueron utilizadas y adulteradas por los creadores y seguidores de la escuela noética de neurólogos y psicólogos de un franco carácter idealista, que bajo el concepto de función simbólica, desgajaron la realidad como determinante de las funciones psíquicas.
g) Iván Mijalovich Sechénov (1829-1905): Considerado el padre de la fisiología rusa, al decir de del propio Pavlov, extendió la concepción refleja de la actividad del sistema nervioso al funcionamiento del cerebro y a las propias funciones mentales. Decubridor de la inhibición central como característica esencial de reflejo nervioso y de las funciones mentales, le permitió sentar las bases teóricas de una fisiología científica acerca de la actividad cerebral y de la psiquis, que años más tarde fue demostrada por Pavlov descubridor del reflejo condicionado. Entre su obra científica se destaca “Los reflejos del Cerebro” (1863 ) la cual conserva hoy, a casi siglo y medio de distancia, una actualidad indiscutible y de gran significación en la creación y fortalecimiento de una visión científica materialista dialectica sobre las relaciones del cerebro, las funciones mentales y la realidad objetiva.
h) Iván Petrovich Pavlov (1849-1936): Continuador de las ideas de Sechenov las que elevó al rango de teoría científica, fue el descubridor de una nueva forma de reflejo nervioso, a la que denominó reflejo condicionado, opuesto y al mismo tiempo relacionado, con el reflejo nervioso tradicional, incondicionado, conocido de la fisiología del sistema nervioso de la época; obtuvo por este descubrimiento, el premio Novel en 1904. Descubridor, mediante la utilización del método de los reflejos condicionados, de la fisiología de la corteza cerebral de los animales y del hombre, hasta ese momento desconocida para la ciencia, que fundamentó en la teoría científica de la actividad nerviosa superior (ANS) cuyas leyes internas descubrió, sentando así las bases verdaderamente científicas de una concepción materialista dialéctica acerca de los fenómenos psíquicos y de la conciencia y de las relaciones que guardan, respecto a la actividad fisiológica cerebral y a la realidad objetiva.
i) (ANS) Actividad nerviosa superior: Con el nombre de actividad nerviosa superior Pavlov designó a la actividad nerviosa refleja de la corteza cerebral, constituida por anillos de reflejos nerviosos condicionados, adquiridos o “aprendidos” en el transcurso de la vida del animal y del hombre. La ANS de los animales está constituida por un entramado de anillos reflejos condicionados de primer grado (primer sistema de señales), mientras que los del hombre corresponden a reflejos condicionados de primer y segundo grado (segundo sistema de señales), estos últimos mediatizados por la participación del lenguaje y de un origen social. La ANS es la forma de existencia del reflejo psíquico de la realidad, de tipo inconsciente en los animales, mientras que en el hombre adopta además un carácter consciente. Los procesos de excitación e inhibición, propios de la actividad refleja nerviosa superior, determinados por los estímulos de la realidad objetiva, se organizan y se influencian entre si, adoptando una dinámica, que se rige por leyes internas fisiológicas descubiertas también por este sabio. Las leyes fisiológicas de la ANS o leyes de la neurodinámica cerebral, son al mismo tiempo las leyes más generales de la actividad psíquica.
j) Liev Semionovich Vygotsky (1896-1934). Ocupó una figura cimera en el desarrollo de la Psicología Soviética sobre una base materialista dialéctica. Su concepción acerca del carácter mediatizado de las funciones psíquicas del hombre debido a su origen social, constituyó pieza clave en las investigaciones psicológicas de los psicólogos materialistas de la escuela soviética.
k) Alexander Románovich Luria (1902-1977). Eminente Psicólogo ruso, fue el pionero de la Neuropsicología materialista dialéctica. Desarrolló el método clínico neuropsicológico para el estudio de la organización cerebral de las funciones mentales y el diagnóstico funcional y topográfico de las alteraciones consecutivas a lesiones cerebrales focales. Durante la segunda guerra mundial realizó exhaustivos estudios sobre las afasias traumáticas y elaboró procedimientos clínicos para la rehabilitación de las funciones del lenguaje alteradas por tales lesiones. En nuestro país se conocen varios de sus libros traducidos al español:”Cerebro y Lenguaje”, “Las Funciones Corticales Superiores del Hombre”, “El papel del lenguaje en el desarrollo de la conducta” y “El Cerebro en Acción” en este último libro el autor expone su concepción de las tres Unidades Básicas Funcionales del Sistema Nervioso que participan en todos los procesos mentales conscientes, y que constituye una síntesis colosal materialista dialéctica de los adelantos científicos alcanzados por la Neuropsicología.

Investigación: Otros Vinculos de Interes sobre NeuroPsicología



Portal sobre Neurodesarrollo:


http://www.neurodesarrollo.com


Sitio Web sobre Procesos Psicológicos Básicos:


http://www.uned.es/49002/enlaces_marco.htm
http://www.e-torredebabel.com/Uned-Parla/Asignaturas/IntroduccionPsicologia/ResumenManual-Capitulo11.htm

Trastorno por Deficít de Atención e Hiperactividad. (TDAH): http://www.paidopsiquiatria.com/numero8/art8.pdf


http://www.anshda.org/tdha2004.pdfhttp://www.serviciodc.com/congreso/congress/pass/conferences/Puerta.pdf

Libro para descargar de TDAH:

http://www.f-adana.org/secciones/publicaciones/index.aspx?tipo=3&actSubIndice=3

Trastorno Generalizado del Desarrollo. (TGD):

http://iier.isciii.es/autismo/prg/aut_bdg2.asp?cod_dg=1&nom_dg=TGD-Espectro%20Autista

http://www.inteco.cl/articulos/018/texto_esp.htm

Video:

http://www.autismo.com/e107_plugins/list_new/list.php

Investigación: Algunas Organizaciones de Psicología y NeuroPsicología

Organizaciones de Psicología y NeuroPsicología

Grupo Internacional de Neurociencias Cognitivas :

http://www.3rgroup.org/ginca/
Tests Neuropsicologicos:

http://www.biopsicologia.net/fichas/page_5209.html
Grupo de Neurociencias de Antioquia:


TEMAS Y FOROS SOBRE NEUROPSICOLOGIA:
http://www.neuropsicologia.cl/foros/index.php?board=7.0


Revista: Neuropsicologia, Neuropsiquiatria y Neurociencias: http://neurociencias.udea.edu.co/revista/?action=resumen&id=3

Asociacion Colombiana de Psiquiatria:

http://www.psiquiatria.org.co/revista/tematicasHTML.php?id_tematica=30&seccion=original
Asociacion Colombiana de Neurologia:

http://www.acnweb.org/

Sociedad Española de Geriatria:

http://www.sepg.es/

Enlaces sobre Neuropsicologia


Algunos enlaces de Investigación y Publicación en el área de la Psicologia y Neuropsicología:



Pasado, Presente y Futuro de la Psicologia y la Neuropsicologia:

Conferencia del Dr. Juan Segui.PhD: http://revneuropsi.com.ar/pdf/Psicologia_y_Neuropsicologia.pdff

Memorias del VII Congreso Argentino de Neuropsicologia:


http://www.revneuropsi.com.ar/pdf/Resumenes.pdf

NEUROPSICOLOGIA DE LA MEMORIA:

http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_adicional/obligatorias/045_general2/material/1

http://www.ucm.es/BUCM/revistas/inf/11357991/articulos/CIYC0505110221A.PDF

http://www.ttmed.com/demencias/main_spn.cfm?ID_Secc=1&ID_Text=706&ID_dis=174&ID_cou=20&var_gif=Alzheimer.gif&var_x=153&var_y=14&CFID=1425176&CFTOKEN=71949879



TODO SOBRE LA PSICOLOGIA:
http://www.e-torredebabel.com/Uned-Parla/Asignaturas/IntroduccionPsicologia/ResumenManual-Capitulo8.htm
COMO MANEJAR ALGUNOS PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO EN EL NIÑO:
http://www.aibarra.org/enfermeria/sicologia/
APRENDIZAJE Y COGNICIÓN:

http://www.monografias.com/trabajos13/teapre/teapre.shtml

I.P.PAVLOV:
http://www.conductitlan.net/clasico.pdf

B.F. SKINNER:
http://www.monografias.com/trabajos15/condic-skinner/condic-skinner.shtml

http://redie.uabc.mx/contenido/vol5no2/contenido-arceo.pdf

http://www.monografias.com/trabajos6/apsi/apsi.shtml

Aprendizaje Significativo:
http://cmc.ihmc.us/papers/cmc2004-290.pdf

Investigación: Vinculos de Interes sobre NeuroPsicología


SOBRE NEUROLOGIA:



http://www.iqb.es/neurologia/atlas/anatomia01.htm
http://www.puc.cl/sw_educ/neurociencias/html/209.html



MANUAL DIAGNOSTICO Y ESTADISTICOS DE LAS ENFERMEDADES MENTALES. DSM-IV.TR. (APA)


http://personal.telefonica.terra.es/web/psico/dsmiv.html


SOBRE EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL


http://centros6.pntic.mec.es/cea.pablo.guzman/cc_naturales/1


Algunas Guías de NeuroPsicología:


http://www.raquis.org/guiasdeneuro/desarrollo.htm
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LIBRO: Introducción a las neurociencias para jóvenes estudiantes elaborada por la Asociación Británica de Neurociencias con fantásticas ilustraciones y textos bien trabajados.


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sábado, marzo 08, 2008

Articulo: NEUROPSICOLOGIA FORENSE: UNA NUEVA ESPECIALIDAD

NEUROPSICOLOGIA FORENSE: UNA NUEVA ESPECIALIDAD

Por el Dr. Adolfo Jarne Esparcia

Resumen

Hace escasamente diez años cuando se hablaba de las aplicaciones de las técnicas neuropsicológicas a los problemas de los que entienden los tribunales, se concebían éstas como meras traslaciones de una metodología e instrumental a unos problemas no específicos para dicha metodología. Sin embargo desde entonces el término "neuropsicología forense" ha sido utilizado de una manera creciente, hasta el punto de que ahora estamos quizás en disposición de poder realizar con toda propiedad la afirmación que encabeza este escrito. En este artículo se realiza una revisión del estado de la cuestión actual desde la bibliografía más reciente. En concreto se aborda cuestiones como las bases conceptuales, las relaciones entre Neuropsicología Forense (NPF)y Neuropsicología Clínica, la cuestión de si existe un método propio de la NPF, las posibles áreas de aplicación y algunos problemas propios de neuropsicología forense, como la evaluación del estado premórbido o la simulación. Finalmente se plantea el Traumatismo Cráneo encefálico (TCE) como paradigma de las tareas propias de esta especialidad.


Abstracs


Only ten years ago, when neuropsychological techniques were used in legal situations, the area was considered one essentially alien to the methodology underlying their application. However, since then, the use of term "forensic neuropsychology" has increased so much that we feel that can justifiably call the area a new speciality. This article examines the current state of the question through a review of recent bib

liography. It looks as questions such as the conceptual basesof the field, the relations between forensic neuropsychology (FNP) and clinical neuropsychology, the question of whether FNP has a method of its own, its possible areas of application and some specific problems facing it, such as the assessment of the premorbid state and simulation. Finally we consider traumatic brain injury as a paradigm of the work of specialists in this field.

Hace escasamente diez años cuando se hablaba de las aplicaciones de las técnicas neuropsicológicas a los problemas de los que entienden los tribunales, se concebían éstas como meras traslaciones de una metodología e instrumental a unos problemas no específicos para dicha metodología (Rosner y Harmon, 1989). Sin embargo, desde entonces el término "neuropsicología forense" ha sido utilizado de una manera creciente, hasta el punto de que ahora estamos quizás en disposición de poder realizar con toda propiedad la afirmación que encabeza este escrito. No es ajeno a ello la relevancia y difusión pública alcanzada por algunos casos judiciales en los últimos dos años y en concreto el denominado "caso Pinochet". En efecto, no se escapa a nadie que consideraciones de orden político o diplomático a parte, que según todos los visos no han faltado, la resolución de la situación judicial de Pinochet en Gran Bretaña, pivotó técnicamente, fundamentalmente sobre la periciales solicitadas por los tribunales y las autoridades administrativas y dentro de ellas básicamente en los argumentos derivados de la pericial neuropsicológica. Parece que la solución definitiva del caso dentro de Chile va a seguir un camino parecido en cuanto a la importancia de la peritación de las funciones cognitivas de Augusto Pinochet.
Aún con ello, la afirmación del encabezamiento no parece fácil de decidir. A favor de la consideración de la posibilidad de una nueva disciplina se contabilizan algunos factores que nacen tanto de la misma neuropsicología como especialidad como de la existencia de nuevos enfoques a problemas judiciales que exigen nuevas soluciones.
En efecto, la neuropsicología clínica ha logrado su reconocimiento como especialidad autónoma, relacionada y dentro del amplio espectro de las neurociencias, pero con una identidad propia frente a ellas y, sobre todo con un conjunto de técnicas independientes. Nuestra hipótesis es que, desde este punto de vista, es precisamente la existencia de un conjunto de técnicas consideradas cada vez más específicas, diferenciadas y sensibles, lo que puede hacer apreciada la neuropsicología para el mundo jurídico y tribunales, más que la existencia, quizás hoy día todavía no muy presente, de unos modelos y teorías propiamente forenses. La neuropsicología ofrece así a los tribunales, la posibilidad de realizar de una forma fiable y sensible la identificación de la existencia de una alteración o trastorno, la descripción del mismo, el establecimiento de su relación con el SNC, si es posible etiológica y, finalmente, la recomendación de futuras evaluaciones y tratamiento (Peña, 1983; Kolb y Wishaw, 1985; Ellis y Young, 1992 y Junqué y Barroso, 1994).
Por otro lado se aprecia desde el punto de vista de los tribunales la aparición tanto en frecuencia como en relevancia de nuevos tipos de problemas y conflictos que se dilucidan frecuentemente en el ámbito de lo civil. Como ejemplo sirva el aumento de demandas relacionadas con accidentes de tráfico en los que se ven implicadas personas que han sufrido traumatismo cráneo-encefálico y la necesidad por parte de las personas y las compañías implicadas de lograr evaluaciones forenses que determinen con exactitud los daños y secuelas cerebrales y psíquicas y, sus repercusiones, o las demandas de declaración de incapacidad laboral derivadas de condiciones patológicas cerebrales/mentales.
Desde este planteamiento se discute si existe base suficiente para la conceptualización de una neuropsicología forense, y cuales serían sus áreas de aplicación y técnicas y métodos propios, constituyendo todo ello, en nuestra opinión, un entramado de problemas que se relacionan unos con otros de una manera estrecha.
La mayoría de textos recogen definiciones para la neuropsicología forense (NPF a partir de ahora) en las que más que una definición conceptual se remarca el aspecto instrumental de ésta, cuyas tareas propias serían aquellas concernientes a todo aquello que afecta al SNC, o más concretamente, al daño cerebral y psíquico asociado a cualquier tipo de alteración del SNC (Brain Injury), entendido en un sentido extraordinariamente amplio y que en un concepto moderno de "trastorno mental" acogería también al menos a algunas de las hasta ahora llamadas "enfermedades mentales", todo ello en un contexto forense (Doerr y Carlin, 1991; McCaffrey y cols., 1997; Sweet, 1999 y Murray, 2000).

De tal palo tal astilla; Las relaciones entre la neuropsicología forense y la neuropsicología clínica.
Así pues nos encontramos con que la NPF no dispone de un objetivo específico, ya que comparte el interés por el daño cerebral y psíquico con la Neuropsicología Clínica (NPC a partir de ahora) y que básicamente utiliza los métodos propios de la NPC. A pesar de ello y en nuestra opinión, en este últimos aspecto, el de la metodología, se produce un primer punto de diferenciación entre ambas y se vislumbra un atisbo de especificidad de la NPF, ya que para cumplir sus objetivos, ésta debe recurrir con más frecuencia y profusión que la primera a elementos provenientes de otras metodologías como la Psicología Clínica y Psiquiatría, la Medicina Legal, la Psicometría, etc., dada la naturaleza generalmente compleja de los problemas a los que se enfrenta. Ahondando en ello, es con relación precisamente a las técnicas donde la NPF puede alcanzar la especificidad mencionada, ya que si bien suele utilizar las propias de la NPC, cada vez más tiende a investigar y generar técnicas propias como las que permitan la diferenciación entre rendimiento, función y competencia y los tests detectores de simulación (Sbordone y Guilmette, 1999; Long y Collins, 1997).
En resumen, no obstante lo anterior, las relaciones entre NPC y NPF son muy estrechas; de hecho en el momento actual la otra no parece sino la aplicación de la una a los problemas forenses. Lo que se apunta en el momento actual es una cierta independización en función de la aplicación a los problemas propios del contexto forense (como la imputabilidad, el daño y la secuela o la pérdida funcional, etc.) y en consecuencia de la existencia de problemas específicos, no propios, o al menos no tan propios de la neuropsicología clínica como se comenta más adelante (Puente, 1997).
En este sentido, es nuestra opinión que toda persona que realice tareas propias de la NPF deberá tener conocimientos consistentes de NPC, pero no queda claro que necesariamente deba tener la titulación y las competencias altamente desarrolladas propias de un neuropsicólogo clínico, ya que probablemente recogerá de ésta última disciplina unos instrumentos y metodología pero no modelos específicos. Viceversa un especialista en esta última disciplina deberá contar con conocimientos forenses para la practica de la NPF, ya que la simple capacitación en NPC no garantiza su competencia en la aplicación a los problemas forenses. En esencia parecería que el acceso a la práctica de la NPF se podría realizar desde las dos especialidades (NPC y Clínica Forense) pero necesitando un formación complementaria en la no específica del profesional.

El método.






Tal como se ha señalado anteriormente, el método de trabajo que se utiliza en NPF es básicamente el propio de la NPC, que incluye una completa anamnesis neurológica, psicopatológica y neuropsicológica; una buena exploración clínica neuropsicológica y del estado mental; un análisis detallado de los resultados de las pruebas complementarias médicas (RNM, SPEC, etc.), y una completa exploración neuropsícologica con las baterías, pruebas, test e instrumental propio y apropiado.
Con relación a éste última, existe una vieja discusión sobre la conveniencia de que el neuropsicológo forense realice lo que se denomina "exploración a ciegas" (Matarrazzo, 1990), es decir la administración e interpretación de pruebas neuropsicológicas con desconocimiento total de los otros datos clínicos y forenses del caso. Se arguye que si las pruebas neuropsicológicas utilizadas son suficientemente válidas, fiables y sensibles como para ser utilizadas en el contexto y los problemas forenses, deberían sus resultados ser acordes con esta idea y no depender en su interpretación de otros aspectos como la valoración y/o interpretación subjetiva que realice el forense de estos resultados. En esencia se discute si la metodología neuropsicológica cumple la condición de suprema prueba objetiva que busca el jurista. A nadie se le escapa que ello hoy día no es posible y que el desarrollo actual de la metodología neuropsicológica, psicológica, psiquiátrica y psicopatológica no lo permite. Todo ello por variadas y diferentes razones, de entre las cuales resaltamos dos importantes; la metodología neuropsicológica proporciona datos de una gran inespecifícidad en relación a los procesos cerebrales subyacentes. Por ejemplo cuando se detecta un déficit de atención en un ser humano no es posible predecir por su sóla existencia, sin ningún otro dato, cual es la causación y origen de dicho déficit, puede corresponder a prácticamente cualquier alteración cerebral, psicopatológica e incluso condiciones no pataológicas como fatiga. Dicho déficit sólo comienza a tener sentido cuando se van añadiendo poco a poco datos, desde la edad del paciente, su estado físico, antecedentes, otros síntomas y resultados neurospicológicos. Por otro lado, en este tipo de pruebas la simulación resulta extraordinariamente fácil para el sujeto, puesto que en una situación de ausencia de patología sólo va a depender de la voluntad del propio sujeto. En condiciones no patológicas, no disponemos en la exploración neuropsicológica, psicopatológica y psiquiatrica de una metodología e instrumentos de evaluación objetivos que sean capaces de obtener datos sobre el estado de una mente fuera del control y voluntad de la misma mente. Uno de los efectos que se deriva de esta condición es la dificultad para el sujeto de la disimulación (aparentar un estado de salud en la presencia de patología real), pero una gran facilidad para la simulación (aparentar un estado de enfermedad en presencia de salud).
En esencia, parece que hoy día la única posibilidad real en NPF, es la interpretación contextual de los resultados neuropsicológicos.
Ello conduce a una discusión interesante en NPF y en otras disciplinas afines. Si la interpretación de los datos derivados de las exploraciones es contextual significa que existe el riesgo de un alto grado de opinión personal y subjetivismo por parte del forense. Algunos autores han denominado a esta situación en el contexto forense como algo propio de "ciencias junco". Este término fue polularizado por Huber en 1991, y aunque en un principio hacía referencia al hecho de un perito que cambia el sentido de sus argumentos en función de sus intereses y no de lo que los datos indican, ha acabado expresando las disciplinas cuya falta de validez, fiabilidad y consistencia en sus datos y resultados, hacen que éstos (datos y resultados) puedan utilizarse para argumentos contrarios y contradictorios entre sí (es decir inclinarse al viento que sopla como un junco) y por lo tanto son especialmente pocó útiles para sustentar en ellas decisiones judiciales (Hagen 1997). En el campo forense son muy conocidas las disputas entre Faust y Ziskin que mantienen en su numerosa bibliografia esta postura en relación a la psicología clínica, la psiquiatría y la neuropsicología (Faust y Ziskin, 1988; Faust y Ziskin, 1989 y Faust, 1991) y destacados especialistas (Matarrazzo, 1990).

Áreas de Aplicación





Resulta contradictorio, y hasta cierto punto irónico, que el mayor conocimiento de la NPF en nuestro medio haya venido de la mano de un contexto en el que la misma NPF no ha alcanzado su mayor extensión, nos referimos al caso Pinochet, antes mencionado, y al derecho penal. En efecto, la NPF no encuentra en el área penal su mayor expansión, debido quizás a la prevalencia de la Psiquiatria Forense en este campo. En nuestra opinión, ambas ramas forenses (Psiquiatria y Neuropsicología), no sólo no son contrapuestas ni competitivas entre si, sino que pueden presentar una colaboración y complementariedad que puede ser muy beneficiosa para la Psiquiatría Forense y por descontado para los intereses de la justicia.
En derecho penal, por su propia esencia, la NPF parece especialmente útil en su aplicación a aquellos casos en los que la supuesta alteración cognitiva es permanente o al menos está presente en el momento de la evaluación, lo que permite la exploración del estado en ese momento, de las funciones superiores, como es la situación de la mayoría de las demencias. Sin embargo parece más limitada en su aplicación a situaciones transitorias en que la supuesta afectación ya ha desaparecido como la embriaguez patológica, los cuadros de intoxicación aguda, etc. en los que puede eso sí, prestar un asesoramiento respecto a lo que sería esperable que fuera el estado de dichas funciones si el sujeto hubiera estado en la situación patológica. En esencia en el campo del derecho penal la NPF parece especialmente sensible a los problemas derivados de las demencias y cuadros de deterioro en general en un sentido moderno y amplio como por ejemplo las situaciones de deficits asociadas a esquizofrenias y otros trastornos psicopatológicos (Alan, y cols. 1991; Rehkopf y Fisher, 1997).
En este sentido parece aún menor su penetración en el campo del derecho de familia, donde prácticamente quedaría circunscrito a la situaciones descritas para el derecho penal, si generaran alguna conflictividad en una circunstancia específica de este terreno. En nuestro conocimiento no existe todavía bibliografía en este campo.
Existe una amplia coincidencia (Iruarrizaga, 1999), que es en el derecho y procedimientos civiles donde la NPF alcanza su mayor penetración y posibilidades de expansión futuras. Destacan por sus potencialidades la valoración del daño cerebral y psíquico y, secuelas, en el caso de accidentes (laborales, deportivos, fortuitos, etc.) u otras circunstancias (agresiones, etc.) en que se haya producido un Traumatismo Craneo Encefálico, la apreciación de posibles causas de incapacitación civil asociada a trastornos cognitivos presentes tanto en enfermedades neurológicas (demencias como al enfermedad de Alzheimer), como psicopatológicas (deterioro cognitivo asociado a la esquizofrenia), la valoración de minusvalías psíquicas con la apreciación de detrimentos intelectuales y cognitivos y, finalmente, todas aquellas situaciones relacionadas con el derecho laboral en el que juegen un papel alteraciones cerebrales y por lo tanto déficits cognitivos (como la declaración de incapacidad laboral asociada a accidente laboral con resulta de Traumatismo Craneo Encefálico).
Como se deduce de las líneas anteriores, aunque la NPF entiende de todos aquellos trastornos relacionados con el daño cerebral y psíquico, y que en la práctica clínica se corresponden en la mayoría de los casos con situaciones clínicas competenciales de la neurología, la neuropsicología, la psiquiatría y la psicología clínica, es en el Traumatismo Craneo Encefálico (TCE a partir de ahora) donde encuentra su paradigma forense más representativo, como se deduce también de la extensión y particularidad con que es tratado este tema por todos los autores (Doerr y Carlin, 1991; McCaffrey y cols., 1997 y Sweet, 1999). Dedicaremos un comentario a este hecho más adelante.

Algunos Problemas Propios de Neuropsicología Forense
Como se ha comentado en líneas anteriores uno de los enigmas de la NPF lo constituye el hecho de si para su desarrollo necesita y tiene capacidad suficiente como para generar modelos autónomos más allá de la NPC. Este planteamiento existe en función de la conciencia de que la NPF se enfrenta a algunos problemas que si bien no son propiamente específicos, se presentan también en la NPC, si adquieren aquí una importancia capital. Existe una amplia coincidencia (Doerr y Carlin, 1991; McCaffrey y cols., 1997 y Sweet, 1999, Murrey, 2000) en que éstos son los siguientes: el nivel o funcionamiento cognitivo premórbido del sujeto (1), la influencia de posibles adicciones y tratamientos biológicos, especialmente psicofarmacológicos (2), la interferencia de los aspectos emocionales en los rendimientos cognitivos (3), la influencia de diferentes trastornos y situaciones psicopatológicas como el trastorno facticio, la neurosis de renta, la neurosis postraumática, etc. en estas situaciones forenses (4) y la simulación como un problema propio y muy específico de las situaciones forenses.




El Estado Cognitivo Premórbido




Frecuentemente, aunque no siempre, en la práctica de la NPF se evalúan las pérdidas y/o déficits de las funciones cognitivas respecto a un acontecimiento y/o situación dado que marca el conflicto legal, por ejemplo las secuelas de un TCE. Ello hace más importante la evaluación ponderal de la pérdida respecto a una situación anterior o premórbida, que no la estimación absoluta actual del estado de las funciones superiores del sujeto. Esta situación provoca una cantidad importante de problemas técnicos como el hecho de que pueden existir rendimientos diferentes según distintos puntos de partida, por ejemplo con un mayor nivel y/o desarrollo cognitivo premórbido se hace más evidente el deterioro, en consecuencia estos sujetos resultan "favorecidos" en la exploración neuropsicológica con relación a los que presentan un nivel premórbido más pobre en los que es más dificil detectar el daño de la lesión. Del mismo modo el propio estado cognitivo premórbido puede actuar como un desencadenante del déficit que se perita, como el caso de un TCE provocado por un accidente de tráfico que a su vez podría haber estado provocado por un ictus cerebral. Quizás el problema más importante sea sin embargo, el de la misma estimación del estado cognitivo premórbido, generalmente identificado con la estimación del Cociente Intelectual (CI) premórbido, aunque en nuestra opinión no es lo mismo. No es este el lugar de realizar una revisión de los métodos y técnicas propuestos, sirva apuntar, sin embargo, que la heterogeneidad y disparidad de los mismos es una buena imagen de la dificultad del problema. Para una buena revisión del tema se puede consultar los textos de Lynch y McCaffrey, 1997 y Putnam y cols. 1999.
Un tema altamente interesante y que se suele referenciar casi exclusivamente en los textos de NPF dada su especificidad en la problemática, es el de la estimación de la personalidad premórbida. En efecto, dado que una de las secuelas del TCE son los cambios permanentes en conductas y tendencias hacia conductas del sujeto, tal como recoge el DSM IV y el ICD bajo el épigrafe, "Cambios de personalidad debido a un TCE (DSM IV, APA, 1995) y "Trastorno de personalidad y comportamiento debido a lesión cerebral" (ICD, OMS, 1992), parece lógico poder contar con una estimación de la personalidad premórbida del sujeto como punto de referencia para el cambio y por lo tanto de la secuela. En este sentido son interesantes algunos trabajos con las medidas de F (infrecuencia) y Pd (desviación psicopática) del MMPI, la "apertura" y la "conciencia" del NEO-PI y, el neuroticismo de la escala de Eysenck, tanto en el sentido apuntado como con su relación con el funcionamiento cognitivo (Putnam y cols. 1999.




La Existencia de Tratamientos Médicos y Adicciones




Es conocida la influencia de la ingesta de alcohol y tóxicos sobre las funciones superiores, no solamente en el estado de intoxicación aguda, donde es impensable una exploración en NPF, sino especialmente como consecuencia de los cuadro crónicos y sus secuelas. Se presta especial atención a los diferentes trastornos anmésicos que se pueden observar en el contexto de un alcoholismo crónico (síndrome amnesico alcohólico, síndrome de Korsacov, demencia alcoholica, etc.), así como las alteraciones cognitivas, en ocasiones más groseras y en otras más sutiles, asociadas a la larga ingesta de opiáceos y/o cannabis. Resultan complejas e interesantes las discusiones respecto a su papel predisponente, facilitador, precipitante, coadjugante o independiente de los trastornos cognitivos que se pueden observar en otros síndromes neuropsicológicos superpuestos y que pueden ser el motivo de intervención forense.
En nuestra opinión, es preciso prestar una especial atención al hecho de que en la valoración del daño cerebral y psíquico no se tiene suficientemente en cuenta que frecuentemente el paciente está bajo medicación, en muchas ocasiones psicofarmacológica. Ello es especialmente importante cuando se evalúa el funcionamiento cognitivo asociado a trastornos psicopatológicos como la esquizofrenia, la depresión, etc.. En estos vasos el problema se presenta múltiple; por un lado hay un reconocimiento de que el mismo trastorno y/o síndrome es capaz por si sólo de producir dejación en las funciones cognitivas como es el cuadro de deterioro asociado a la esquizofrenia (Jarne, 1998), o el Complejo Demencia en la Depresión (CDD)(La Rue, 1992), pero además es poco conocido todavía el efecto de los psicofármacos sobre estas mismas funciones superiores, en parte debido a las dificultades de generar diseños de investigación lo suficientemente sutiles como para poder diferenciar ambos efectos (el de la enfermedad y el del medicamento), constituyendo éste uno de los temas más complejos y "calientes" en la neuropsicología aplicada a la psicopatología. Aunque en la práctica clínica las consecuencias de esta problemática son menores, ya que persiste la duda sobre si los efectos de los psicofármacos sobre la cognición son temporales y no estables, no lo son el la práctica forense donde se tiene a evaluar un "estado" con características de temporalidad, lo que puede llevar a conclusiones erróneas.




La Interferencia Emocional




Una consecuencia inevitable de lo expuesto en las líneas anteriores es la consideración de algunos trastornos emocionales como fuente de distorsión de los rendimientos cognitivos, lo que puede ser pasado por alto fácilmente por el neuropsicólogo forense a la hora de interpretar los resultados de las pruebas. El problema general consiste en separar la sintomatología generada desde el trastorno neurológico de la propia del psicopatológico ya que ambos producen efectos sobre la cognición. Ello no tendría importancia, a fin de cuentas se evalúa el efecto de una enfermedad y los lindes entre psicopatología y neurología se diluyen cada vez más, si no fuera porque en algunas ocasiones el efecto psicopatológico es temporal y desaparecer cuando cambian algunas circustancias o con un tratamiento adecuado. Consideremos por ejemplo que se somete a evaluación forense una situación donde se dilucida la capacidad civil del sujeto sobre el presupuesto de la existencia de alteraciones cognitivas importantes debidas a una enfermedad médica, en la valoración de las pruebas neuropsicológicas puede no ser tenido en cuenta un estado de depresión del sujeto que provoca rendimientos por debajo de la normalidad. La cuestión es que estos rendimientos se pueden normalizar si el sujeto recupera su estado de ánimo tras el tratamiento adecuado, con independencia del efecto de la enfermedad médica. Ello puede ser obviado por un neuropsicólogo inexperto.

La Frontera




En NPF existen una serie de trastornos de difícil análisis forense, que presentan relativamente poca incidencia en cuestiones relacionadas con el derecho penal y el de familia y que sin embargo se pueden constituir en verdaderos embrollos cuando se trata de cuestiones de derecho civil y sobre todo laboral; nos referimos a trastornos del tipo de t. somatoformes, t. facticios con síntomas cognitivos y, en general trastornos en los que se evidencia una ganancia asociada a la presentación de los síntomas sin que exista plena conciencia por parte del sujeto del mecanismo psicológico de la enfermedad o de la presencia de la misma ganancia.
El hecho es que el paciente puede presentar síntomas cognitivos subjetivos como pérdida de memoria o dificultades en la atención y concentración o disminución de la capacidad de comprensión y funciones ejecutivas, sin que objetivamente exista un daño neurológico y/o psicopatológico de base que lo justifique, pero sin que exista la conciencia por parte del evaluador forense de enfrentarse a una situación de simulación. La generación de los síntomas por parte del sujeto forma parte primordial del diagnóstico del mismo trastorno (facticio por ejemplo) y el mecanismo de producción de los mismos o es inconsciente para el sujeto (como en el trastorno somatoforme) o lo es la motivación para la generación de los mismos (como en el facticio). Constituyen un territorio fronterizo entre los trastornos psicopatológicos y neurológicos "reales" cuyo reconocimiento forense ofrece pocas dificultades, y la simulación que será abordada a continuación.
En este sentido, ¿constituye daño y/o posible secuela un trastorno somatoforme aparecido como respuesta emocional a un accidente de tráfico, en el que los síntomas no tienen base médica real, pero si obedecen a un mecanismo psicológico patógeno?. En nuestra opinión existen algunas dificultades para contestar a esta pregunta y así ha sido expuesto por algunos autores (Cullum, Heaton y Grant, 1992). Existen algunos elementos de interés asociados a este problema, en especial el papel que juega la personalidad de base y premórbida como predisponente en la aparición de estos trastornos, lo que conduce a otros nuevos problemas como el propio concepto de "personalidad de base" y "personalidad premórbida", la calificación y valoración forense de dicha personalidad de base y las técnicas para su detección como ya se ha comentado anteriormente.




Neuropsicología Forense y Simulación




Faust en un psicólogo provocador que ya en 1988 escribió con Ziskin (Faust y Ziskin, 1988) un polémico libro en que defendían la idea de que los instrumentos de evaluación psicológica y diagnóstico psiquiátrico son tan poco sensibles que pueden ser fácilmente falseados facilitando la simulación. Al mismo tiempo daba instrucciones a los abogados respecto a como "colocar en aprietos" a los expertos psicólogos y psiquiatras que declaran en los tribunales, con datos respecto a los puntos débiles de los sistemas de clasificación psicopatológica y psiquiátrica, por ejemplo. En 1991 volvió a escribir un libro en que repetía las mismas tesis solamente que en relación a los instrumentos y métodos neuropsicológicos. En concreto había entrenado a varios niños para que simularan respuestas neuropsicológicas falseadas en pruebas estándar y que fueran en consecuencia, equivocadamente diagnostico con déficit neuropsicológico. El resultado era que de seis protocolos "falsos" de niños con supuestos problemas neuropsicológicos, cuatro eran evaluados por expertos que desconocían esta condición como "reales", constituyéndose así en falsos positivos.
Por descontado que los argumentos de Faust y Zisking tuvieron su oportuna réplíca. Prácticamente todos los psicólogos, psiquiatras y neurólogos importantes en USA interesados en tareas forenses contestaron con argumentos de peso. Entre ellos destacan las réplicas de Matarazzo (1990), por entonces presidente de la American Psichological Asociation y de Bigler (1990), suficientemente conocido en los ambientes forenses. No obstante la contraversia está servida y los datos no dejan de ofrecer un rastro de duda.
En general en el fondo de la discusión laten dos cuestiones distintas a nuestro entender, una conceptual y otra técnica. Con relación a la primera se plantea la misma validez de la psicología, la psiquiatría y la neuropsicología como disciplinas forenses válidas, en lo que la jurisprudencia anglosajona denomina despectivamente como "jump sciencie" (ciencias junco). El segundo argumento es de tipo técnico y conduce a la idea de la facilidad con que las pruebas psicológicas, psiquiátricas y neuropsicológicas pueden ser falseadas por el sujeto sin que dicha simulación sea detectada, especialmente, si la práctica forense se concibe básicamente como análisis de los resultados de "pruebas objetivas", es decir tests, cuestionarios, etc., tendiendo a darles más relevancias que la exploración subjetiva (entrevista y análisis de la historia clínica del sujeto). Es lo que se denomina en ambientes clínicos "la exploración a ciegas" y que es tan querida en ambientes psicométricos y anglosajones, porque su validez supone la certificación definitiva de la cientificidad y objetividad de estos instrumentos. Pués bien, parece que la práctica forense tiende a contradecir esta idea.
En concreto, y en relación a la neuropsicológia, Bigler, en 1990, argumentaba contra Fausts y Zisking que; primero, las pruebas no son una replica real de la práctica clínica, segundo, cuando se entrena a alguien para producir patología se sobredimensiona la misma, es decir no reproduce la realidad, lo que es facilmente detectado por el clínico y tercero, las decisiones clínicas no se basan solo en la información proporcionada por los cuestionarios, sino básicamente por la entrevista y la historia clínica. Faust (1991) le contestó planteando que algunos autores defienden que las decisión diagnóstica se toma sólo sobre la base de los datos en los cuestionarios y que en el contexto forense, no siempre se dispone de información complementaria. Este mismo autor propone una serie de medidas como realizar estudios de seguimiento de diagnósticos para evaluar su fiabilidad y buscar síntomas y signos patognomonicos.
En este sentido, y por lo que afecta a la NPF, no hay que olvidar que quizás en más medida que en la práctica de la psicología clínica y la psiquiatría, las conclusiones que se extraen de la exploración neuropsicológica se fundamentan en gran medida en los resultados de los tests y las pruebas administradas, por ello no es de extrañar que la simulación constituya uno de los cápitulos más importantes de todos los textos de NPF (Doerr y Carlin, 1991; McCaffrey y cols., 1997 y Sweet, 1999) y, en nuestra opinión, uno de los campos de expansión de la investigación en este terreno. Las propuestas son muy variadas e incluyen desde la generación de instrumentos específicos para detectar la simulación como la prueba de Binder (1993) para detectar simulación de déficit en memoria y/o un buen manejo del método clínico y/o la búsqueda de indicadores de varios tipos. Una buena revisión del tema se puede encontrar en el texto de Sweet, 1999.

Neuropsicología Forense y Etica
Cada vez se concede más importancia a los aspectos éticos de las disciplinas clínicas. En este sentido parece que en esencia la neuropsicología forense está vinculada a las mismas normas éticas que el resto de la neuropsicología (Binder y Thompson, 1995) y la neuropsicología a la del resto de la Psicología, lo mismo que ésta a la de la bioética. No obstante, existe le constancia en nuestro medio de que dentro de la actividad de la psicología clínica y la neuropsicología, la tarea que genera más conflictos éticos y deontológicos es la relacionada con la emisión de informes y dentro de éstos con los informes periciales (COPC, 2000). Así mismo, Binder y Thompson (1995) apuntan que casi la mayoría de conflictos éticos que genera la neuropsicología se dan en el contexto forense (un quinto más que en la práctica de la neuropsicologia clínica). Estos autores, sobre 20 recomendaciones éticas que realizan en relación a la práctica de la neuropsicología, 7 tienen una relación directa con la actividad forense, por ello no es de extrañar que la NPF sea una disciplina con alto riesgo de presentar conflictos y dilemas éticos y plantear cuestiones deontológicas con las consiguientes posibles repercusiones judiciales. La mayoría de estos problemas se dan en el contexto de la justicia civil y apenas en la penal o familiar, como parece lógico tratándose de la NPF.

El Traumatismo Craneo Encefálico (TCE) Como Paradigma




Todos los trastornos y síndromes neuropsicológicos son por definición subsidiarios de un análisis forense, lo que no obsta que para algunos ello sea más cierto que para otros. Así sucede hipóteticamente al menos, con las neurointoxicaciones, como los aspectos cognitivos asociados al Síndrome de la Colza, o con el caso de los expedientes de incapacitación civil asociados a posibles demencias. No obstante el trastorno que por excelencia se ha constituido en el punto de referencia de la NPF es el traumatismo cráneo encefálico (TCE), que comienza a contar con una importante bibliografía de consulta (Murrey, 2000).
Ello no es de extrañar si se considera que este trastorno cumple casi todos los requisitos para ejercitar este liderazgo. Dada su génesis, frecuentemente accidentes de tráfico, laborales y agresiones, es fuente constante de litigio, muchas veces dirigido hacia al campo de lo civil y laboral en forma de compensaciones por daños, secuelas e incapacidades laborales, lo que coloca la problemática de la simulación en primer plano. Como se trata de un trastornos de presentación brusca, en su evaluación juega un papel predominante cuestiones como el rendimiento cognitivo premórbido, la predisposición a padecer daños en forma de estructura de personalidad premórbida y otros factores ajenos al traumatismo que pueden representar un papel en la presencia de los daños y las secuelas, como hábitos alcohólicos, traumatismos anteriores u otras enfermedades.
Su presentación clínica es polimórfica en el terreno de la sintomatología, con al menos cuatro áreas de posible disfunción claramente identificadas pero que se entremezclan entre ellas: secuelas cognitivas, en el comportamiento y la personalidad, en la respuesta psicopatológica y emocional y, en la disfunción social y pérdida de hábitos de autonomía. Cada una de ellas puede presentar una problemática específica, por ejemplo en la respuesta emocional y psicopatológica se discute la pertinencia de considerar como secuela los síndromes depresivos asociados al TCE o los trastornos de somatización que se observan muchas veces en la evolución a largo plazo. Relacionado con lo anterior, la sintomatología evoluciona en cuanto forma e intensidad a lo largo del tiempo y no hay un criterio claro de temporalidad para la consideración de secuela.
Entre sus presentaciones clínicas está el cuadro postconmocional; mal definido o definido de forma diferente según el sistema de clasificación que se utilice, mal delimitado y de asignación etipatogénica dudosa y, en consecuencia, con una importante problemática forense asociada.
Finalmente y como otros muchos trastornos, admite grados, la consecuencia es que el traumatismo cráneo encefálico leve (Mild Traumatic Brain Injury), se constituye en una cuestión compleja desde el punto de vista forense que merece un capítulo aparte en todos los manuales al uso.
Por todo ello el TCE no sólo se ha constituido en el paradigma de las tareas propias de la NPF, sino que es el medio ideal para probar el intento de estructurar modelos propios en esta nueva disciplina forense que lleven a protocolos de actuación específicos del campo forense.
En resumen, en este artículo se quiere llamar la atención respecto a la emergencia de una posible nueva disciplina, la neuropsicología forense, y la conveniencia de que sea incluida en los programas de formación tanto de los especialistas forenses como los de neuropsicología clínica.




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Extraido y no modificado literalmente de: http://www.ac5-online.com/neuropsicologia.htm

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